Había una vez un castillo
en lo alto de un cerro, cuyos patios estaban llenos de hierbas; algunos
peldaños de las escaleras, rotos; los adarves, desmoronados; la mayoría de las
puertas carcomidas; las ventanas, sin cristales; la sala de la torre del
homenaje, derruida; la mazmorra o bodega, sin acceso por la humedad; y los
suelos de todas las estancias, levantados. Tampoco había un salón con lámpara
de cristales, ni panoplia de armas, ni piano de cola, ni mesa de nogal, ni
hojas con que calentar la casa, ni elemento alguno que indicara nobleza. Pero
pesar de todo esto, y de más cosas que ahora no contamos porque no tenemos
tiempo, A pesar de ello, decíamos, una niña llamada Eva tenía unas ganas locas
de entrar en el castillo, puesto que le llamaba poderosamente la atención todo
lo que imaginaba que allí podía haber. Un día, se dirigió a la entrada y,
desafortunadamente, no la dejaron pasar.
-Nadie puede franquear la puerta de este castillo, ni
siquiera las niñas, por pequeñas que sean -gritaron unos soldados altos y
apuestos que custodiaban la entrada, con orden de no permitir el acceso a
ninguna persona.
-Yo solo quiero ver el castillo y nadie que no sea su
dueño puede prohibirme la entrada –argumentaba la niña aunque sin éxito.
En vista de lo ocurrido, Eva, que así se llamaba la niña,
por la noche, se escapó de su casa y se fue al castillo. Rodeó todo el exterior
con mucho cuidado para no hacer ruido y como comprobó que los centinelas
estaban durmiendo, al fin, consiguió meterse dentro. Entró en las habitaciones
y miró por todos lados, mientras los demás roncaban y roncaban. De pronto, casi
sin haberse dado cuenta, ya era por la mañana y Eva corriendo se fue a su casa.
Por otro lado, su madre, nerviosa y muy preocupada, la
estaba buscando por todo el pueblo. Eva, al ver a su madre se dirigió a ella
con la cara radiante, aunque nerviosa y un poco acalorada.
-¡Mamá, ya he visto el castillo!
-Sí, hija, pero a tu padre y a mí nos has dado un susto
de muerte. No vuelvas a hacer eso.
Cuando terminaron de abrazarse y se tranquilizaron un
poco, con voz entrecortada, Eva le contó la historia a su familia. Todos quedaron maravillados y fueron muy
felices.
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario