domingo, 18 de junio de 2017

CUENTO Nº 8. LA GALLINA SIN COLA


LA GALLINA SIN COLA

 

 
Érase una vez una gallina grande, hermosa y juguetona que no tenía cola. Bien porque de joven estuvo enferma, bien porque en ella se dio una mutación genética, bien porque la situación así lo quiso, el caso es que, sencillamente, la gallina no tenía cola.

Cuando en alguna ocasión las otras gallinas del gallinero intentaron burlarse de ella porque no tenía cola, les salió mal la jugada. La Colona, que así la llamaban todos, fuerte y decidida como pocas, arremetió contra ellas con una contundencia que no les quedaron ganas de intentarlo de nuevo.

En cuanto a los gallos, el más viejo, plagado de vistosas plumas y la voz cascada, apenas tenía trato con la gallina. Por el contrario, el más joven, pardo del todo y menos atractivo que su compañero, solía hacer buenas migas con la gallina colona, aunque siempre dentro de una bien calculada prudencia.

            Un día el amo de las gallinas decidió que había que matarla y el rumor de la muerte de la pobre gallina llegó hasta ella. La gallina, al enterarse, se puso muy triste, se quería escapar, pero no podía, ya que estaba en un gallinero cerrado a cal y canto.          

           
           Pero el amo tenía un gran problema, no tenía dinero para ir a comprar pienso para las gallinas, y las gallinas se estaban quedando cada vez más escuálidas y, algunas, enfermas.

            No obstante, había en el gallinero una gallina más gorda que las demás, y el amo cambió de idea y decidió matarla; pensó que era mejor esa que la que no tenía cola. Cuando entró el amo en el gallinero y mató a la gallina, las demás decidieron que se salvarían si no tenían cola. Y todas las gallinas se la quitaron.

            Al otro día entró el amo, y vio que las gallinas no tenían cola, y decidió venderlas a todas. Pero dejo una, que era la que no tenía cola al principio.        

            El amo, con el dinero de vender las otras gallinas, le puso, a la que no tenía cola al principio, una cola ortopédica. La gallina, muy feliz, salió corriendo, se cayó por un barranco y, como no podía volar bien, casi se mata.

 

FIN

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