CUENTO Nº 2. EL LEÓN Y LAS
CABRAS
Érase una vez un león que llevaba una vida de perros, pues apenas podía comer. Y deseando vivir como un rey que era, el bueno del león, decidido a encontrar comida, se encaminó a las proximidades de un bosque no muy lejano de las riberas del río. Pensaba que en el bosque encontraría justo lo que buscaba. Pero no tardó en darse cuenta, para su disgusto, de que allí las cosas no eran como él creía. Los animales del bosque, pequeños y escurridizos, apenas se dejaban ver y, emigró a las montañas, donde le habían dicho que había mucha carne. Nada más llegar al pie de unos peñascos, vio una hermosa cabra.
-¡Baja, amiga mía! -le gritó el león-. ¡Soy el rey de la selva!
-¡Tanto gusto! -dijo la cabra-. ¡Yo soy la reina de las
montañas!
-¡Baja, te ordeno! -gritó de nuevo el león.
-¡Sube tú, ya que eres tan fuerte! -le volvió a contestar
la cabra, casi con descaro. El león
tomó carrera e intentó subir, pero le fue imposible porque resbalaba.
-¡Tengo vocación de cabra! ¡Envidio a las cabras!
-exclamó el león, para después continuar más suave-: Amiga cabra, tu comida es
escasa, baja y te llevaré a un extenso prado.
-Bajaré cuando te alejes. De sobra sé que quieres
devorarme.
El león tomó carrera e
intentó subir por los riscos. Pero no consiguió nada, porque se resbalaba y
apenas podía mantenerse sobre sus cuatro patas. Entonces, la cabra, sintiendo
compasión por el viejo león que en su ansia por sobrevivir no dejaba de hacer
el ridículo, le dijo:
-Lo que sí haré, pobre león, por caridad y porque muerto
no nos sirves para nada, es indicarte otro camino por el que puedas encontrar
comida.
-Iré a donde tú me digas,
si con eso puedo salir de ésta –respondió el león en actitud humilde, lo cual
agradó mucho a la cabra.
En ese momento, la cabra, satisfecha por la respuesta del león, le indicó el camino por donde podría encontrar el alimento que tanto necesitaba.
En ese momento, la cabra, satisfecha por la respuesta del león, le indicó el camino por donde podría encontrar el alimento que tanto necesitaba.
Inmediatamente, el león,
con la lección bien aprendida, cabizbajo y pensativo, se alejó de los dominios
de las cabras para dirigirse a otro lugar con la esperanza de hallar el
alimento que tanto necesitaba.
El león, en su retirada obligatoria, comprendió que la cabra era muy lista, y que allí no tenía nada que hacer.
El león, en su retirada obligatoria, comprendió que la cabra era muy lista, y que allí no tenía nada que hacer.
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FIN
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